Después de 412 días de encierro forzado dentro de la sede diplomática argentina en Caracas, cinco dirigentes opositores venezolanos lograron abandonar Venezuela y recuperar su libertad. Magalli Meda, Claudia Macero, Omar González, Pedro Urruchurtu y Humberto Villalobos habían ingresado en la embajada el 20 de marzo de 2024, huyendo de la persecución del régimen de Nicolás Maduro por su participación en la campaña de María Corina Machado.
La salida del grupo se produjo en medio de un clima de confusión e informaciones cruzadas. Mientras voceros del oficialismo intentaban presentar la liberación como el resultado de una negociación diplomática, fuentes confiables señalaron que se trató de una operación coordinada con apoyo internacional, que incluyó la participación de Estados Unidos. El propio secretario de Estado, Marco Rubio, confirmó en redes sociales que todos los refugiados se encontraban ya en suelo estadounidense.
“Tras una operación precisa, todos los rehenes están a salvo”, escribió Rubio. Y agregó: “El régimen ilegítimo de Maduro ha violado sistemáticamente los derechos humanos y socavado la seguridad de la región”.
Durante su estadía en la embajada, los disidentes fueron sometidos a un constante hostigamiento por parte del aparato estatal. El asedio se intensificó luego de que la delegación diplomática argentina fuera retirada del país, lo que dejó la sede en custodia temporal de Brasil. Desde entonces, las condiciones dentro del edificio se deterioraron severamente: sin acceso regular a agua, electricidad ni insumos básicos, los refugiados debieron subsistir por meses con alimentos enlatados y energía suministrada por paneles solares o generadores.
“Hace cinco meses no tenemos electricidad ni agua. Vivimos en condiciones extremas”, denunciaron públicamente a fines de abril.
El caso generó críticas hacia el rol de Brasil, al que acusaron de actuar con lentitud ante la emergencia humanitaria. “En otros casos, incluso con personas procesadas por delitos graves, la respuesta fue más rápida. Nosotros somos inocentes”, reclamaron.
El episodio revive tensiones diplomáticas entre Buenos Aires y Caracas, luego de que el presidente Javier Milei decidiera cortar relaciones formales con el gobierno de Maduro. Tras ese retiro, la embajada quedó sin personal argentino y a merced de un entorno cada vez más hostil.
La dirigente opositora María Corina Machado celebró el desenlace y agradeció a quienes participaron de lo que calificó como una “operación épica por la libertad”. También el presidente electo, Edmundo González Urrutia, destacó el resultado como un logro simbólico en el camino hacia la recuperación institucional del país.
El grupo había permanecido confinado durante más de un año en condiciones de aislamiento extremo. Uno de los integrantes originales, Fernando Martínez Mottola, abandonó la sede en diciembre y falleció semanas después, en febrero.
Ahora, con los cinco opositores finalmente a salvo, el foco vuelve a posarse sobre los más de 900 presos políticos que siguen detenidos en Venezuela, según denuncian organismos de derechos humanos. La situación de derechos y garantías básicas en el país continúa siendo una de las principales preocupaciones para la comunidad internacional.